Me resulta bastante débil la gente que se considera fuerte.
Espero no haber ofendido a nadie, y si alguién se ha ofendido, bueno, es lo que tiene ser débil.
Y no hablo de físico. Mi ejercicio diario se limita a subir hasta un tercer piso por las escaleras, y a hacer algunas flexiones, por y para el sexo, basicamente.
Hoy és un buén dia. O mas bien, ha sido. He tenido algunas ideas, buenas ideas, y como buenas ideas, tratan sobre música, muerte y amor. Han habido más ideas, pero menos importantes.
Sólo hay una cosa que odio tanto como a los fuertes, y és a los débiles. Y esta, es una idea de odio, lo contrario al amor según algunos, y también és importante.
Ser débil te mata, tanto como ser fuerte. Y si ser débil no te mata, alguien fuerte vendrá para matarte. De todo menos amor.
A veces me transformo en el cactus de mi ventana, cuando miro a la gente de la calle, más abajo. Bajaría para mirarles directamente, pero un tercero sin ascensor tiene sus limitaciones.
¿Yo? Debo de ser débil, pero no trates de acercarte a un cactus con esas manos tan grandes. Primero tendrás que subir seis tramos de escalera, y si te quedan fuerzas, abrir mi ventana.
Y eso, amigo mio, no és una buena idea.
En fin, ahora no hay gente en mi calle, ni débil ni fuerte. Es el momento perfecto, si en insomnio no lo impide, para conciliar el sueño.
Lophophora williamsii ex concessis.
martes, 20 de abril de 2010
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