domingo, 2 de noviembre de 2008
DISCULPEN LA AUSENCIA
Mis lágrimas siguen recorriendo la colorida cortina de la ducha de mi melancolía. Ese plástico antiestético, que sirve para que el agua no escape del recinto que corresponde a la bañera.
Pero que a pesar de su utilidad, no duda en quedarse pegado a nuestra espalda, con el agua sobrante de lloros anteriores.
En realidad sonó el teléfono, y salí con prisas, ya que sabia que se trataba de una llamada importante. De hecho, mientras cruzaba el pasillo, contemplé restos de espuma resbalando por mi cuello.
Descolgué el aparato, y todo lo que me dijeron era que debería matar el tiempo. Irónico consejo, ya que mi reloj se ahorco tres meses atrás con su propia cuerda. Colgué.
Estaba desnudo, goteando, enfrente de la ventana, abierta. Era la primera semana de este extraño mes de noviembre, y el frio me sugirió volver a mi cálido refugio. Volví tras mis todavía húmedas huellas. Ahí seguía mi amargura, incitándome a sumergirme en mi desesperada auto consolación. La mire fijamente, y puesto que lo que veía era mi reflejo, me ahorre cualquier intercambio de palabras. Me quede unos instantes con la misma expresión, y decidí dejarlo para otro día.
La voz del otro lado de la línea puede estar orgullosa. Al fin y al cabo, es por ella por la que hago todo esto. Y ahora, háganme caso, la saliva de otros curara mejor sus heridas.
jueves, 28 de agosto de 2008
JAQUE MATE
Sin embargo, ahora contemplo mi autorretrato, y esta horrorizado, atrapado en la época en la que fue pintado, incapaz de avisarme de lo que iba a suceder. De hecho, lo veo en sus pupilas, con sus ojos bien abiertos.
Lo pienso, y el es el verdadero espectador de esta historia, y podría explicarnos objetivamente lo ocurrido. Pero es incapaz, ya que la tinta china, la nogalina y la tempera no le permiten salirse del plano, para mover la boca y expresarse. Digamos, que es preso de la técnica. Y aun así, loco yo, su autor, se en lo que esta pensando. Me cuesta mirarlo en exceso, y a el también que lo mire. No es por algún tipo de sentimiento de rechazo, sino por la incomodidad de saber lo que los dos sabemos, sin poder expresarlo, y mucho menos afrontarlo.
El caso, es que ahora nada era igual. Estaban las fichas, y el tablero. Las reglas eran las mismas, y sin embargo esta vez había un factor muy diferente. Era una presencia narcotizante. Algo que escapaba mi control. Corría por mis venas, mis arterias, y mis capilares. Y estaba bien presente a la hora de, ya no solo mover las fichas, sino de razonar las propias jugadas y la repercusión que tenían en el juego.
Aquel narcótico me dominaba, y a pesar de ello yo sabia perfectamente todo lo que hacia. Contemplaba como mis movimientos se ponían anormalmente en mi contra, a pesar de que los ejecutaba con suma reflexión.
Se dibujaba la impotencia en mi cara, y a pesar de ello seguía adelante con el juego. Ya ni siquiera había alguien enfrente mío, quien sabe porque. Estaba yo solo y el tablero. Podía dejarlo ahí tirado en cualquier momento, y ahí seguía yo.
Como un loco, tratando de manejar las fichas ahora sin dueño, porque sabia que si manejaba las mías, entendía lo anormal de la situación, y eso segregaba mas de aquella mierda en mi cerebro.
Hoy en día me recupero de la conmoción, y esto de aquí, que late en mi pecho, limpia mi cuerpo para bien o para mal. Ahora me embriaga una sensación de resaca, pero con un aroma a agradable perfume.
Tan sólo tomo nuevas decisiones, independientemente del miedo que me puedan causar los cuadrados blancos y negros, y me limito a calcular el sueño que tendré mañana. Jaque mate
viernes, 8 de agosto de 2008
CULICIDAE, PARTE 1
-¿Que coño tiene que ver eso?
-¿Me dejas que siga, y así le encuentras la puta relación?
-Vale, tranquilízate
-Bien, pues eso, es como cuando oyes un mosquito merodear por encima de tu cabeza, y…
-Cabezota, en tu caso una cabeza enorme
-Oye, ¿me dejas continuar? Yo a ti no te hago eso
-Perdona, era para aclarárselo a la gente
-¿Qué gente, de que mierda hablas?
-Nada, cosas mías
-Vale, pues sigo. Oyes a ese mosquito, te tapas con la sabana, pegas patadas al aire y…
-¿patadas?
-¡Joder, sabes a lo que me refiero!
-Vale, ya me cayo
-Bien, pues eso, haces lo imposible para que desaparezca, y llegas a un punto, en el que no sabes si realmente está ahí el mosquito, o lo que oyes es fruto de tu imaginación.
-Mmm, cierto
-¿Verdad que si? Lo peor es que nunca sabrás si esta ahí el mosquito de verdad, porque o bien acaba metiéndose en tu oreja, con lo que descubres que si estaba ahí, o bien te acabas durmiendo, y al día siguiente no te acuerdas de nada. Sin embargo, cada noche se repite la misma historia. ¿Comprendes?
-Si, por supuesto, pero ¿que tiene que ver con ella?
sábado, 26 de julio de 2008
HIPOCRESÍA A ESTE LADO
Verán, ¿han intentado engañar a alguien con una personalidad distinta a la suya?
Yo lo tenia planeado, pero salio fatal. Soy Hans, y vivo en el lado de las personalidades. Es muy sencillo, las personalidades no necesitamos un soporte físico sobre el cual mostrarnos. Ustedes no lo pueden comprender, pero como soy yo el que cuenta la historia, me importa un bledo. Todo empezó aquella calurosa mañana de invierno (aquí en invierno hace calor). Yo me hallaba frente al viejo estanco de Sr. Worry, un tío que intentaba tapar los desperfectos de la calva de su personalidad, sin frutos, y que emanaba un aliento a carajillero detectable en dos manzanas a la redonda. Lucia un bigote descuidado, con ese color amarillento, fruto de años de fumareda. Pues bien, resulta que este hombre era una de las personalidades más inteligentes a este lado de rió. Sin embargo, mostraba aquel aspecto descuidado, que lo enmascaraba en una personalidad fría y solitaria. Verán, aquí uno puede mostrar la personalidad que se le antoje, pero va en medida de la inteligencia que uno dispone. Cualquier tonto de cinco chabos no es un Jumphrey Bogart, ¿saben?
¿Porque el Sr. Worry no se acicalaba un poco?, al menos para no parecer un bicho raro.
Entonces se me ocurrió algo.
Yo era un chico simpático, jovial y feliz con mis gafas de pasta. Quedé segundo en mi graduación, pudiendo quedar primero si no fuese por Jonathan Bremet, o Jhony, como quieran llamarlo. Pero de eso hablaremos mas tarde.
El caso, es que uno andaba tan contento con su personalidad, hasta que apareció ella. Dirán que es el típico tópico, y es mas, lo es. Pero eso a mi no me importa, y me imagino que en realidad a ustedes tampoco. Seguimos. Judith Stanton. Menuda era. Indudablemente atractiva. Me moría por conocerla. Parecía interesante. No es que yo fuese competitivo, pero el cerdo de Jhony se pasaba el día baboseando detrás de ella, y haciéndose el interesante. Un día acabara deshidratado, pero como es una personalidad, eso no encaja mucho.
Cierta tarde, decidí aplicarme, y ponerme a trabajar en aquella personalidad, ideal para atraer a la preciosa Judith. Fueron semanas de esfuerzo, pero desde luego mereció la pena. La semana que acabé el trabajo, Judith estaba enferma, así que decidí poner a prueba mi nueva personalidad con otras sujetas. Me acerque a Serena Pipers, y no solo ella, sino su grupo de amigas, se quedaron clavadas en mi. Yo me acerque a su oído, y le dije cosas que quedan entre ella y yo. En realidad le pedí la hora, pero así esto se pone interesante. Serena era una mediocre del tres al cuarto, con un par de bonitas personalidades, pero que deslucía en cuanto a interés para el menda. Aun así, una vez no desaproveche la oportunidad de pedirle una cita. Me rechazo estrepitosamente. Ella prefiere a uno de esos fortachones, sin don ni son, y que tienen las intenciones muy claras. Pues bien, aquella misma tarde, la vi dejando una nota en mi taquilla. Naturalmente, esta vez la rechacé yo.
Llego la preciosa Judith, recuperada de su enfermedad (nada grave), y yo fui el que dio el primer paso. Fueron horas de risas tomándonos un batido en Jerri’s, que luego acabaron con un piquito, dejándola en su casa. Impresionante. Fueron pasando las semanas, y Judith y yo intimábamos más cada vez, y yo quería saber hasta que punto podría llegar esta fabulosa personalidad que me gastaba.
La noche de un caluroso 3 de febrero. Yo me hallaba ansioso, y preparado, solo tenia que cruzar aquella puerta y descubrir la capacidad de mi inteligencia. Ella, postrada en su sofá, me esperaba sonriente. Entonces, me percate de que para lo que iba a ocurrir, mi personalidad tenia que ser destapada, pero era demasiado tarde. Nervioso y sudoroso (en realidad no sudamos, pero así me entienden), le pedí que empezase ella. No me havia parado a pensar como seria ella bajo su personalidad. Nunca la vi con esos ojos. Ahora no se si eso es bueno o malo. ¿Además, que esperaba ella de mi? Realmente hemos llegado a esta situación por mi laboriosa insistencia. Pero ya no por querer conocerla, sino por probar hasta que punto he desarrollado mi personalidad. Pero todo se paró.
Su rostro encajaba una mueca de incomodidad, y me pido un momento para hablar.
Me confesó que en realidad su apariencia, no tenía relación con el contenido de su personalidad al nacer. Debido a su inteligencia, se creo una personalidad para comprobar hasta que punto cualquier pardillo podía interesarse por ella. Pero ella no pensaba en que realmente la cosa fuera a tanto. La miré, y mi cara fue dibujando una sonrisa. Le conté mi historia, y me sentí tan aliviado que me deshice al instante de mi nueva personalidad. Ella hizo lo mismo, y contemplé una cara jovial, con sus gafas de pasta. Y me desagradó. Sin embargo, ella se hallaba feliz, viendo que había encontrado a alguien al que no le importaba su aspecto, sino la faceta esencial de la personalidad, esa que solo otorga la inteligencia. En ese momento, fruto de mi hipocresía, note como mi esencia se demacraba, mientras aquella cara sencilla me contemplaba con un esplendor de mil soles. ¿Qué clase de persona soy? No merecía aquella sonrisa. Salí corriendo, dejando atrás el sonido de mis pasos.
¿Para que tanto esfuerzo? En realidad no fue en vano, me di cuenta de la clase de persona que soy, y prefiero llevar un estilo de vida lejos de usar mi inteligencia contra el resto de personalidades. Realmente la soledad, y mi aspecto frió y descuidado no tienen importancia en absoluto, pero realmente no se si soy feliz al saberlo. Ojalá fuese estúpido. Por lo menos tengo mi propio estanco.