Tenía uno de esos cuerpos perfectos
que te joden la vida.
Soy el pedante marchito,
jardín que nunca visito,
vivo sorbiendo una herida.
Tenía una de esas mentes mediocres
que te aburren el día.
Soy el color de una boca,
que el sabor de tus ojos provoca,
mueres tragando saliva.
…
Traedme el fuego que todo ilumina, ya solo quedan los invitados.
Se sumergió en el universo de abrigos, buscando la llave que le dejó su padre.
No recuerdo si era una fiesta que se alargaba tras la noche, o empezaba por la mañana. Solo se que yo estaba en pijama, y conocía a muy pocos o a ninguno. Y mi madre no me prestaba atención, y por lo visto se la sudaba explicarme que coño pasaba.
A pesar de todo, la casa era cálida y me parece que el día nublado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario